viernes, 18 de abril de 2008

Mi amigo Nicky

Hablando con mi amigo Nicky acerca de este blog, le comentaba yo la dificultad sobre escribir algo nuevo y diferente cada día, para no aburrir al lector, y él me comentaba en broma: "Escribe sobre mí". Lógicamente, el comentario no me lo tomé en serio, pero hace poco, mientras pensaba en que nueva entrada publicar me dije: "¿Y por qué no?" y dicho y hecho, aquí me teneis dispuesto a hablaros de mi amigo Nicky, una persona muy..., esto..., muy..., bueno, mejor lo leeis, que ahora mismo no encuentro las palabras exactas con las que describirle.
Conocí a Nicky en uno de esos juegos online para frikis con mucho tiempo que perder, y como ambos encajamos perfectamente en esa descripción, no era de extrañar que tarde o temprano acabáramos coincidiendo. El punto en común que obraría tal milagro sería nuestra pasión por el cine, que nos llevaría a ambos a formar parte de la federación de cinéfilos de dicho juego. La primera vez que hablé con Nicky no lo recuerdo, pero seguro que para decirle algo bonito no fué, su aversión hacia los más grandes directores y las mejores películas del séptimo arte es su sello de identidad, de ahí que casi nunca nos tratemos con respeto o admiración. Y a base de insultos, intercambio de duros mensajes y demás, fué surgiendo la confianza, esa compañera que echa por tierra todo lo que tiene que ver con el buen gusto y la clase (la poca que quedaba de cuando ésta todavía no estaba presente). Como hablaba con él a diario, me enteré de que se iba a ir a vivir a Inglaterra en unos meses, y ya es casualidad, porque el mismo giro iba a dar mi vida, yo también me marchaba en pocos meses al país de los amables hooligans. Como íbamos a vivir cerca, quedamos en que nos veríamos algún día.
Ese día llegó poco después de instalarme yo en Londres, y fué uno de esos días lluviosos tan característicos de la madre patria. Me había citado con Nicky en un café de Temple. A las 15:00 horas habíamos quedado, las 15:35 eran, y yo allí sólo, sentado como un tonto en una apartada mesa, con la gente mirándome como quien mira a un sospechoso de asesinato. Había probado ya todas las posturas posibles, cuando su majestad Nicky se decidió a aparecer. A pesar de que no lo había visto nunca, lo reconocí enseguida por su perenne sonrisa bobalicona, esa que siempre me imaginé que tendría. "¿Eres Michael?", me preguntó con su estúpida sonrisa semitorcida. "Hace una hora lo era, ahora no estoy seguro", respondí con cierta chulería, para marcar el territorio. "Ja, ja, perdona Mike, es que ya sabes que aquí es una hora menos y todavía no lo tengo controlado, ja, ja", mientras decía esto me soltó un manotazo en toda la espalda, como acompañamiento a su "gracioso" comentario. "Este tío no me va a caer bien", pensé en aquel momento, y muy desencaminado no andaba, ya lo comprobareis. Después del intercambio de rigor de ciertos comentarios imbéciles que hace todo el mundo cuando conoce a otra persona, empezamos a emitir gruñidos algo más coherentes, y comenzamos a hilar conversaciones con cierto sentido. Hablamos del clima inglés, de nuestros actuales empleos, de fútbol, de cine, como no, con sus respectivas descalificaciones personales tan inhumanas como necesarias, etc. Cuando ya tenía la cabeza como si me hubiesen soltado un enjambre de abejas en el cerebro, le dije a Nicky que ya era hora de marcharme, que tenía cosas que hacer. Me miró con mala cara, como si adivinase mi verdadera intención, que no era otra que deshacerme de aquel tarado que no me aportaba nada a mi vida personal, lo único que había conseguido era perder una tarde, y bien perdida. A pesar de sus reticencias, tuvo que aceptar el hecho de que se daba por terminado nuestro encuentro, pero en una de sus geniales ideas, decidió acompañarme hasta mi casa, "para así ver dónde vives", dijo con la misma cara de ingerir medicamentos sin receta que había tenido toda la tarde, "Fantástico...", pensé para mis adentros, "... como descubra donde vivo no me lo quito de encima ni a palazos". "Por supuesto", le contesté con una amplia sonrisa, "vamos". Al salir a la calle noté por fin algo de aire fresco, el suficiente como para impedirme que traspasara la línea que separa la cordura de la locura, algo que había podido ocurrir en cualquier momento. Con la mente más despejada, pensé en la ruta por la que llevaría a aquel energúmeno. Mientras se me ocurría qué hacer, fuí dando un rodeo, sin fijarme por qué calles me metía, hasta el punto de perderme irremediablemente. "Lo que faltaba", dije entre dientes. "¿No me digas que te has perdido?", escuché a mi lado. Giré lentamente la cabeza, en mi vida había odiado tanto una sonrisa, sólo se me pasaban por la cabeza pensamientos homicidas, pero mi conciencia me impedía no hacer otra cosa que no fuera devolverle como un estúpido la sonrisa. "Parece ser que sí, ¿Sabes tú dónde estamos?". "Ja, ja, ni idea, Mike". Ya me daba todo igual, llamé un taxi y le dí la dirección de mi casa. Al llegar, pagué yo, por supuesto, a pesar de venir montados los dos en él. "Es que tú fuíste el que te perdiste Mike, ja, ja". Si en aquel momento no lo estrangulé al más puro estilo Jack el Destripador, en mi vida estrangularé a nadie, así que no os preocupeis los que algún día coincidais conmigo. "¿Me invitas a pasar Mike?". Ya no tenía ni voluntad para negarme, abrí la puerta y le dejé entrar.
Al día siguiente huí despavorido de Inglaterra, ahora estoy viviendo en un pequeño y acogedor pueblo de Sri Lanka, y esta historia que acabais de leer es verídica, excepto el principio de la misma, ni Nicky me inspiró para escribirla, ni es mi amigo, fué una pequeña mentira que dije para que no predijeseis el final.

3 comentarios:

Nicky dijo...

jajajajajajajaa! qué hijodeputaaa! xDDDDDDDDDDDDD

cuando he visto la entrada la he flipado xDDDDD

puto mentiroso, que sepa toda la comunidad bloggera que eres un farsante y que no has parado de vertir falacias sobre mi persona!

por cierto, para mí que el taxista nos llevó por la ruta más larga :P

chapitea (chapitea@yahoo.es) dijo...

Creo que mi capacidad intelectual se queda corta para la sabiduría que emana este blog....

(incluso me dá vergüenza que entres en el mío.. que simplemente intento vender cosas y no contar nada interesante...)

RampiX dijo...

Ese final... deja entrever una noche inglesa apasionada, será dificil de olvidar semejante experiencia eh??, jeje, así escapaste despavorido en cuanto pudiste.